Desde el inicio y durante el transcurso de la campaña, UPA Andalucía, analizando el contexto global del sector, preveía buenas perspectivas productivas y de precio para el aceite de oliva en origen, en base al retraso del comienzo de la campaña, debido a una climatología inusual. Estas circunstancias, estaban contribuyendo a reducir las existencias disponibles de enlace de la campaña anterior y, por tanto, todo apuntaba a que revalorizaría la nueva producción. El atraso en la maduración del fruto, provocado por las temperaturas y lluvias atípicas, derivó en que el rendimiento graso de la aceituna se haya situado en torno a 2 o 3 puntos por debajo de lo habitual. No obstante, la producción final de aceite de oliva ha resultado superior a lo estimado inicialmente. En parte, esto se debe a la incorporación de nuevas explotaciones en intensivo que empiezan a producir y aún no figuran en los aforos.
Pero, a pesar de haber continuado un panorama de producción y comercialización favorable para el sector productor de aceite de oliva, no se ha reflejado en los precios del mismo. Desde UPA Andalucía, han venido denunciando en estos meses la especulación por parte de los sectores de la distribución y la comercialización, que han mantenido una tendencia de precios a la baja (un 28% inferiores a los del año anterior). Esto se traduce en una situación insostenible que sitúa los precios en origen por debajo de los costes de producción y provoca una inestabilidad en el mercado.
Desde la organización agraria, conscientes de que el mercado necesita y absorberá todo el aceite español, han insistido a los agricultores en que no se precipiten en vender y que se mantengan firmes para obtener unos precios razonables. Los productores están manteniendo esta postura, pero también es entendible que no puedan aguantar demasiado tiempo. Además, tampoco se puede augurar si otras circunstancias globales puedan ser negativas en el futuro para la comercialización del aceite.
La organización agraria valora el importante trabajo que se viene realizando desde la constitución del observatorio de precios y, posteriormente, con la impulsión de la Ley de medidas para mejorar el funcionamiento de la cadena alimentaria. No obstante, desde UPA, consideran que es necesario incluir una legislación clara que prohíba la venta a pérdidas. La actual regulación es totalmente insuficiente, arbitraria y confusa. En general, es necesario impedir y sancionar aquellas prácticas que destruyan el valor de un producto a lo largo de la cadena.
Otra práctica desleal muy recurrente entre el sector de la comercialización, es la utilización del aceite de oliva como producto gancho o reclamo permanentemente. Esta técnica de venta comercial desleal solo contribuye a la banalización y devaluación de un producto sano y de calidad, que tanto esfuerzo económico y laboral supone para los productores. Por tanto, es preciso que la Ley de cadena alimentaria prohíba esta práctica y sancione a quien la lleve a cabo.