El delegado territorial de Desarrollo Educativo, Formación Profesional, Universidad, Investigación e Innovación ha visitado el CEIP Ntra. Señora de los Dolores de Larva, uno de los tres centros de la provincia de Jaén que ha integrado el modelo de Vinculación Emocional Consciente (VEC) en su práctica educativa. En la visita, el delegado, Francisco José Solano, ha participado en una jornada formativa en la que ha resaltado la importancia que la educación emocional tiene en el aprendizaje de los escolares. El delegado ha resaltado la implantación de este método en dos colegios más; el CEIP General Fresneda de Jódar y el CEIP San Juan de la Cruz de Baeza.
Este modelo educativo creado por el psicólogo Roberto Aguado es un sistema de entrenamiento dirigido a la identificación, valoración, y en su caso, cambio (si es necesario) de las emociones a las que diariamente se enfrenta profesorado y alumnado. VEC, único modelo de Inteligencia Emocional basado en la investigación neurocientífica, parte de dos estados emocionales; TRAM (tristeza, rabia, asco y miedo) y CASA (curiosidad, admiración, seguridad y alegría), que es el estado en el que docentes y escolares deben encontrarse para que el proceso de enseñanza y aprendizaje sea de éxito. En este sentido, el delegado de Desarrollo Educativo y Formación Profesional ha destacado la importancia de este método “ya que nos permite entrenar nuestro sistema emocional y ser capaces de detectar qué sienten nuestros alumnos, cuándo están asustados, o simplemente han tirado la toalla. Además, nos da las claves para manejar dichas situaciones y despertar la motivación del aula”.
En la visita, el delegado ha compartido una de las formaciones que la comunidad educativa de Larva realiza cada tres semanas en las que, durante tres días, a través de actividades dialógicas, juegos de rol y dinámicas grupales, se intenta que el alumnado aprenda a generar las emociones adecuadas requeridas para el aprendizaje. Se trata, en palabras de Solano, de “construir climas emocionales positivos, ya que está comprobado neurológicamente que las emociones positivas animan a seguir aprendiendo, mientras que las negativas como el miedo, la ira o la culpabilidad impiden que el aprendizaje sea efectivo”.