El equipo técnico del programa de actuaciones para la conservación del águila-azor perdicera en Andalucía, dependiente de la Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul, ha realizado una actividad de rescate y extracción de pollos de esta especie en el término municipal de Arbuniel. Junto a ellos, la delegada territorial de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul, María José Lara.
Esta actividad se fundamenta en el proyecto Post-LIFE, en el que diferentes ONGs y autoridades ambientales de ámbito nacional solicitan a la Consejería hasta 15 pollos de águilas-azor perdicera para su reintroducción en diferentes territorios. Así, los rescates y extracciones, como la realizada en el término municipal de Arbuniel, se basan en el seguimiento de las parejas en el territorio andaluz, en el conocimiento de los espacios naturales y la relación entre fecundidad y productividad, así como en la existencia de poblaciones saturadas, según ha informado María José Lara.
La labor del equipo de seguimiento es localizar los nidos con más de un pollo susceptible de escalar y de la edad adecuada (más de 20 días, para que sean capaces de termoregular su temperatura corporal), si es posible del sexo adecuado y con una edad máxima de diferencia de 4 días entre “hermanos” que vayan a liberarse en el mismo nido o en instalaciones de liberación de crianza campestre. El programa cuenta también con más pollos de cría en cautividad nacidos en el centro de GREFA (Madrid) y los criados en cautividad por Crhistiam Pacteau en el Departamento de la Vendée, en Francia. Este proyecto no tiene limitaciones a los rescates pues dispone de suficientes equipos de escaladas y en los que suele colaborar también el equipo de trabajos verticales de los Agentes de Medio Ambiente de la Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul.
Los pollos rescatados tienen como destino Madrid, Aragón y Álava, así como la isla de Cerdeña. Se trata de lugares donde las poblaciones existentes son pequeñas y necesitan un refuerzo poblacional para no entrar en la espiral de la extinción. Los pollos son trasladados a las instalaciones de GREFA en Madrid, donde se acaban de criar hasta alcanzar la edad adecuada para la liberación en instalaciones de crianza campestre (en torno a los 40-45 días). Estas instalaciones y la edad adecuada de los pollos hacen creer a los mismos que han nacido en el lugar de suelta y llegada la edad reproductiva vuelven al “lugar de nacimiento”. Así pueden consolidarse poblaciones escasas en número, bien por un proceso de reducción poblacional por diferentes causas o bien por ser un lugar de reciente colonización.