El alcohol se sitúa como la principal adicción de las personas atendidas por Proyecto Hombre en Jaén durante el pasado año. Así se pone de manifiesto en el balance de atenciones de la entidad en 2018, presentado por el presidente y el director de la Fundación Proyecto Hombre Jaén, Rafael López‐Sidro y Pedro Pedrero, respectivamente. Así, en Jaén, en el año 2018, fueron 276 personas atendidas directamente en tratamiento. El impacto de esta cifra es mucho mayor, puesto que revierte en el entorno, por lo que las personas beneficiadas pueden rondar el millar.
De estas 276 personas, 158 fueron nuevas admisiones a tratamiento, es decir, que por primera vez entraron en Proyecto Hombre.
Con respecto a las franjas de edad, igual o menores de 25 años fueron el 20% de las personas atendidas en 2018. “Aquí excluimos el programa de prevención selectiva, el programa de adolescentes que se ha puesto en marcha este año”, ha matizado Pedrero.
Entre 26 y 34 años, el 33%, y entre 35 y 44 años, el 28%. Entre 45 y 53 años, el 15%; entre 54 y 63 años, el 4%, y más de 64 años, el 1%. “Vemos cómo hay una franja principal desde los 18 a los 44, en los que se centra toda la atención terapéutica”, ha manifestado el director de la fundación. También ha resaltado que hay una tendencia en todos los centros de atención. “El 85,4% de las personas atendidas fueron hombres, frente al 14,6% de mujeres".
Sin embargo, los datos de consumo no hablan de esas cifras. Los datos ponen de manifiesto, por ejemplo, que en el caso del alcohol las mujeres están consumiendo más que los hombres, o en cocaína las diferencias pueden estar en torno a quince puntos. Esto habla de la dificultad de la accesibilidad al tratamiento de las mujeres”, ha explicado.
Uno de los datos destacados de las personas atendidas es el alto porcentaje de ellos que han sufrido abusos, bien de tipo emocional, físico, o sexual. “Aunque hombres y mujeres han tenido en un porcentaje alto historias de abuso antes del inicio de su proceso de reinserción, vemos cómo hay 23 puntos de diferencia entre los abusos sufridos por mujeres por hombres. Esto habla de un histórico y de cómo las mujeres, las pocas que llegan, lo hacen tremendamente dañadas.
El factor diferencial entre hombres y mujeres cuando inician el tratamiento es la violencia sufrida y la violencia percibida, que es mucho más en mujeres que en hombres. Esto hace que los tratamientos tengan que ir cada vez más identificando cuestiones de género, en las que se establezcan diferencias durante el proceso de tratamiento entre hombres y mujeres