Para la HOAC perder la vida en el trabajo es un siniestro escalofriante pero las estadísticas son inalterables y frías. La lacra de la siniestralidad laboral no para. Los datos de nuestra provincia son peores que en el resto de Andalucía que está 25 puntos por encima de la media andaluza en cuanto a accidentes mortales y en 30 puntos en accidentes graves. Sin querer ser alarmistas ni extender inquietud en la población el goteo de muertes no cesa. Es una epidemia invisible, o pandemia, pues trabajadores mueren por todo el mundo y sólo salen en portada cuando mueren de cinco en cinco, ya que si son uno o dos, entran dentro de lo normal, la estadística. Personas que cada día van a trabajar y ya no vuelven y cientos de heridos en cada jornada laboral. El trabajo mata en muchas ocasiones. Debe servir para ganarse la vida, no para perderla.
Y esto sucede justo cuando acabamos de recuperar la primera plaza nacional en tasa de paro. Menos trabajo, más precariedad, más miedo para la gente que intenta vivir de su trabajo. Como nos decía el presidente de AVAELA (Asociación de Víctimas y Accidentes Laborales de Andalucía) en la presentación de esta asociación en nuestra diócesis “El problema de la estadística es que son trabajadores cuya situación está en regla, después está todo el trasfondo de empleados sin dar de alta y la economía sumergida, que aumenta esa cifra casi imposible de cuantificar”
La Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) y el Secretariado Episcopal de Pastoral Obrera queremos manifestar ante la opinión pública lo siguiente:
Como trabajadoras y trabajadores, nos queremos unir al inmenso dolor de los familiares y allegados a estos trabajadores, ofreciéndoles nuestra más fraternal solidaridad, y al mismo tiempo, expresar nuestro compromiso militante, obrero y cristiano, ante esta cruda realidad que tan a menudo nos sacude.
Nos solidarizamos con los trabajadores y sus familias porque el Evangelio nos lleva a expresar,por un lado, nuestra cercanía y compasión con las víctimas de los accidentes laborales, todos ellos evitables, asistiendo a la misa funeral de los obreros fallecidos en el campo de honor del trabajo y de la lucha y, por otro, a tener presente en nuestra oración esta realidad sufriente.
Nos comprometemos a difundir la Asociación AVAELA en nuestra diócesis para conocer la situación que se vive en relación a la siniestralidad laboral para así poder plantear líneas de avance y perspectivas de actuación ante este problema, mediante la participación de familiares y personas de cualquier ámbito relacionadas con esta realidad doliente.
La muerte en accidente laboral es una tragedia humana porque el trabajo es para la vida. Una tragedia que pocas veces es reconocida y que se vive al interior de las familias. Detrás de cada trabajador o trabajadora está su familia, sus amigos, sus compañeros y compañeras...
Tomemos conciencia de la importancia que tiene el trabajo en nuestras vidas, así como de la necesidad de realizarlo en condiciones dignas y seguras. La dignidad humana en el terreno laboral, como en cualquier sitio o situación tenemos que estar dispuestos a defenderla, porque es lo que nos hace sentirnos personas hijas de Dios.