El delegado territorial de la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía, Jesús Estrella, ha puesto en valor la contribución de la Consejería al proyecto de “Intervención de Restauración y Conservación del Retablo Mayor de la Iglesia de San Bartolomé de Jaén”, que ha sido presentado en el templo con la presencia del propio delegado y del obispo de Jaén, Amadeo Rodríguez. La Junta ha contribuido a esta iniciativa de la parroquia de San Bartolomé de Jaén con una subvención de 30.000 euros, dentro de una inversión total de 44.797 euros, gracias a las nuevas líneas de ayudas para conservación e inventario de bienes de arte sacro convocadas por la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico por primera vez en 2020. Estas subvenciones, ha destacado Jesús Estrella, han supuesto una inversión de 1,45 millones con 88 beneficiarios en Andalucía, tres de ellos en la provincia de Jaén que han obtenido subvenciones por un total de 87.667 euros. Al acto de presentación también asistieron los restauradores, José Luis Ojeda y Olga Cano.
El proyecto de conservación del retablo ha dado un giro al mal estado de este bien, catalogado con grado de protección integral en el Catálogo del Plan Especial de Protección y Reforma Interior del Casco Histórico de Jaén. Se trata del retablo renacentista de la Capilla Mayor, obra del escultor Sebastián de Solís, de 8,3 por 6,6 metros de estructura y soporte de madera, compuesto por imágenes en bulto redondo talladas también en madera, así como altos, medios y bajos relieves. Destaca la diferente calidad en la talla, que indica manufactura por diversos autores.
Se aprecia una policromía sobre un preparado previo. Es también relevante el sotabanco del retablo, que parece consistir en unos bloques macizos de mármol que sustentan el bien a modo de podio. La ejecución de la obra se realizó entre 1582 y 1587 por Sebastián de Solís, completándose posteriormente con el dorado y estofado.
Ha sufrido diferentes modificaciones a lo largo del tiempo, principalmente en el repertorio escultórico. Varias tallas originales desaparecieron en 1936, incluida la de San Bartolomé, y fueron reemplazadas por imágenes reutilizadas de otros lugares. Una intervención en 1928 descubrió las pinturas murales del siglo XV tras el retablo mayor. En 1961, se llevó a cabo otra restauración en la que se consolidó el retablo mayor.
El retablo se encontraba en estado de conservación grave, con diferentes alteraciones estructurales (grietas, fisuras y desencolado), desprendimiento de preparación, policromía y dorado, pérdidas de oro estofado, deposiciones de hollín, oxidación de la capa de protección, repintes muy visibles de intervenciones anteriores, vandalismo, expolio de piezas y objetos añadidos, entre otros factores.