A pesar de todo el trabajo colectivo por crear una red de salvaguarda de los empleos y tejido productivo, la crisis del COVID-19 ha afectado y está afectando de forma muy negativa al mercado laboral. Negar la realidad carece de sentido.
Además, señalamos que los datos conocidos en el día de ayer, no es una radiografía exacta del mercado laboral porque no tiene en cuenta a los/as 2.541 trabajadores/as que a cierre de septiembre seguían en un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), y que según la metodología de la Encuesta de Población Activa (EPA) que publica el Instituto Nacional de Estadística trimestralmente, son considerados 'ocupados', al seguir dados de alta a la Seguridad Social.
El aumento del paro durante el periodo julio-septiembre es el más elevado desde el primer trimestre de 2012 en la provincia, mientras que la creación de empleo con la llegada de la 'nueva normalidad' marcó cifra récord y permitió recuperar más de la mitad del empleo perdido en el trimestre anterior.
Desde el punto de vista socio laboral, las medidas de protección establecidas deberán ser prolongadas para proteger a personas y empresas que, en caso contrario, se verán abocadas al desempleo y al cierre. Pero, es obvio que el sostenimiento y mejora de la protección social para empresas y personas trabajadoras, para ciudadanos y ciudadanas en general, no es la única línea política social a seguir.