La concejala de Medio Ambiente y Sostenibilidad, María del Carmen Angulo, destaca que este año los trabajos se han intensificado “debido a que el periodo de parada vegetativa se ha visto reducido por las altas temperaturas registradas a comienzos del otoño, lo que está llevando a realizar las mismas tareas pero en un periodo de tiempo más corto”; “el cambio climático ha reducido en dos meses el tiempo de poda”, detalla Angulo.
La edil señala que el trabajo realizado se ha optimizado gracias a dos nuevas herramientas: un estudio de riesgo del arbolado que delimita el tipo de poda para cada especie y árbol singular y el inventario de árboles que permite reponer especies y gestionar las condiciones de cada zona.
Las labores de poda se realizan, entre otros motivos, para evitar el riesgo de caída de ramas -ya sea por causa natural o efectos climatológicos-, soslayar las molestias que puedan ocasionar en viviendas o impedir que dificulte de visión en las luminarias o señales de tráfico.