Un total de 80 estudiantes ciegos o con discapacidad visual grave de la provincia de Jaén afrontan estos días el comienzo del curso escolar. El 99% lo hace en centros de enseñanza ordinarios, en un modelo de educación inclusiva con el apoyo de los equipos de atención educativa de la ONCE. De esta forma, el alumnado sigue las mismas pautas que el resto de los compañeros sin discapacidad visual. En Andalucía son 1.721 alumnos y alumnas en todas las etapas educativas, coordinados por un total de 124 maestros, en colaboración con la Consejería de Educación y Formación Profesional de la Junta de Andalucía. En España son 7.250 los estudiantes ciegos que atiende la ONCE.
En este contexto, la adquisición de un código de lectoescritura es clave para garantizar el acceso al currículo y la participación activa del alumnado. En el caso de los estudiantes con ceguera o deficiencia visual grave, el braille se convierte en una herramienta imprescindible que les permite leer, escribir y aprender de forma autónoma. Este año, además, se celebra el 200 aniversario de la creación de este sistema, un hito que nos recuerda su vigencia y valor como puente hacia el conocimiento, la cultura y la igualdad de oportunidades. Promover su aprendizaje y uso en el entorno escolar es impulsar una educación inclusiva que reconoce las distintas formas de acceder al mundo escrito.
El braille es un código de lectoescritura que permite a las personas con discapacidad visual acceder a la información, expresarse de manera creativa, realizar actividades cotidianas de manera autónoma y, en definitiva, promueve su desarrollo personal y su participación social de forma activa a lo largo de toda la vida. El alumnado con ceguera total y parte del alumnado con deficiencia visual grave utiliza este código de manera habitual, tanto para tareas escolares como para actividades vinculadas al ocio y tiempo libre. Así, se convierte en indispensable para el adecuado desempeño escolar de este alumnado.