El malagueño Javier Chamizo rompió el hielo con un magnífico festival. Por su parte, la música corrió a cargo de Gustavo Enrique Meléndez. Dos recitales que han servido para poner en valor una cita que, poco a poco, va consolidándose en el calendario carolinense como un referente por la gran calidad de los intérpretes y la buena respuesta de público. Ambos levantaron al público de sus asientos.
“Han sido dos fines de semana intensos. El Festival Hispanoamericano de Guitarra lo han compuesto cuatro conciertos. Los artistas son de reconocido renombre y nos muestra qué es lo que se mueve en el mundo de la guitarra española actual. Debo agradecer a los directores su dedicación y su tesón hasta componer este cartel”, afirma el concejal de Cultura, Marcos Antonio García.
El Palacio del Intendente Olavide fue el espacio elegido para la realización de los conciertos, que, en cada una de las convocatorias, ha registrado un lleno.
Respecto a los últimos conciertos, el sábado subió al escenario Javier Chamizo. El catedrático del Conservatorio de Málaga escogió un repertorio escogió un repertorio plagado de referencias a la música que suena al otro lado del charco. En concreto, entre otros, sonaron, varias canciones mexicanas ‑ Adiós mi Chaparrita, Un Madrigal y La Borrachita-, El tango del gringo, de Jürgen Schwenkglenks, y la samba brasileña. El guitarrista conjugó estas piezas con otros grandes clásicos de la guitarra.
Por su parte, Gustavo Enrique Meléndez fue el encargado de clausurar el III Festival Hispanoamericano de Guitarra. Puso el broche de oro haciendo alarde de una gran maestría y de estar más que curtido sobre las tablas de cualquier escenario. Se decantó por un programa más clásico en el que cobró gran protagonismo Suite 3 para violonchelo BWV 1009, de Johann Sebastian Bach.
“Nos despedimos hasta el próximo año. Nuestro objetivo para entonces es, como mínimo, superar la calidad”, concluye el edil.